lunes, 16 de mayo de 2011

Un cero en Oratoria


Con independencia de saberse la lección o no, cuando a un adolescente le llaman a la pizarra le embarga el pavor escénico. Es más que habitual que el reo esquive entonces la mirada, juegue con el boli, cruce los brazos, se atuse el pelo nerviosamente y no encuentre las palabras adecuadas para hacerse entender, sea gritando o para el cuello de su camisa. Veredicto: un cero en oratoria. La mayoría de los españoles -de la quema no se salvan tampoco los adultos- no controla ninguno de los tres tipos de lenguaje: verbal (palabra), gestual o paraverbal (voz). Cuesta hasta levantar la mano para preguntar en clase. "Nos puede el sentido del ridículo y no hay que tenerlo. Hablar es algo natural y hacerlo delante de mucha gente no cambia las cosas", asegura la periodista Mónica Pérez de las Heras, que imparte cursos a profesionales. "No gestionamos bien el lenguaje, delegamos en el subconsciente. Decimos una cosa de palabra pero, a lo mejor, lo contrario con los gestos", prosigue.

"Hay que aprender a controlar la inteligencia emocional desde pequeños. Por ejemplo, en la guardería, trabajando la empatía. "Los niños ven como un castigo salir a la pizarra y, por eso, para habituarles, deberían de explicarse delante de ella desde los tres años". "Los niños no tienen vergüenza y hay que aprovechar ese momento para que expresarse en público les parezca una cosa natural".

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