martes, 16 de noviembre de 2010

El flamenco, el canto de la Sibila, "los Castells" y la dieta mediterránea, Patrimonio de la Unesco

De las cinco candidaturas españolas, el flamenco se presentaba por segunda vez tras un primer intento fallido en 2005.
Es una manifestación cultural que supone una seña de identidad en Andalucía y un icono de España en el mundo, un patrimonio oral transmitido de generación en generación y valorado por un pueblo que lo reconoce como parte de su identidad.
Más suerte ha tenido la dieta mediterránea, una candidatura trasnacional que ha entrado en la lista de la Unesco en el primer intento.
Una dieta que sigue vigente 9.000 años después de originarse y a la que los científicos le atribuyen cada vez más bondades.
Frutas, verduras, hortalizas, legumbres, aceite de oliva como grasa esencial, pescado y un consumo moderado de carnes y lácteos son los pilares de la alimentación mediterránea, y España, Grecia, Italia y el norte de Marruecos las zonas geográficas que tienen su "custodia compartida".
Junto a estas dos candidaturas, el comité de la Unesco ha reconocido la importancia de los "castells", las torres humanas que se levantan en las plazas de Cataluña desde hace doscientos años y que han llegado hasta los diez pisos, aunque sólo en dos ocasiones.
También es desde hoy Patrimonio Inmaterial el canto medieval de la Sibila, originario de la isla de Mallorca, un drama litúrgico y canto gregoriano que se interpreta en las iglesias de Mallorca en los maitines de Navidad.
Y la cetrería, un arte milenario, un tipo de caza en el que se utilizan las aves rapaces, especialmente el halcón peregrino.

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