La gigantesca llamarada surgió de la superficie solar el pasado 24 de
febrero. Pocos días antes, el 15 de febrero, tuvo lugar una explosión
de categoría X -la más fuerte de la escala-, la mayor erupción solar en
cuatro años.
La NASA explicó entonces que la erupción era señal de un nuevo ciclo de actividad en el astro tras un largo periodo de calma.
En esta ocasión el fenómeno fue de magnitud inferior (M) y duró aproximadamente una hora y media.
La
eyección de material fue captada en luz ultravioleta y en alta
definición por el SDO. Parte del material voló hacia el espacio y otros
fragmentos volvieron de nuevo a la superficie solar.
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