Este es un artículo muy interesante para los padres, acerca de las chucherías que los niños suelen comer.
Fresas, plátanos, minisandías, calaveras, dentaduras postizas. La mitad
de los niños españoles toma golosinas al menos una vez por semana y uno
de cada tres las come todos los días, según varios estudios
pediátricos. Es un hábito que supone más azúcares y, en algunos casos,
grasas que normalmente no se contabilizan en la dieta diaria. Por no
hablar de los aditivos y colorantes. Se trata de un aporte extra muchas
veces desconocido. Sobre todo, si esas golosinas se compran a granel,
una fórmula en la que los ingredientes y el aporte energético no están
a la vista. O ni siquiera están.
"El consumidor necesita conocer la información relativa a los
nutrientes cuyo exceso tiene repercusión negativa sobre la salud, como
son el azúcar o la sal, entre otros, tan presentes en todo tipo de
golosinas u otros productos que se venden a granel, con el fin de
cuantificar lo que está tomando".
Saber los ingredientes de lo que nos llevamos a la boca es importante.
No solo por ser conscientes de su contenido energético. También hay que
tener en cuenta las posibles intolerancias que pueda provocar -lactosa,
gluten...-. La Aesan afirma que el proceso de fabricación de estos
dulces está muy controlado. Que es seguro y que los ingredientes que
contienen están perfectamente definidos y controlados. ¿Por qué no se
listan entonces? Los fabricantes no se preocupan de hacerlo y las
comunidades, a quienes corresponde las competencias de vigilarlo,
tampoco velan por ello. Total, una pequeña nube de azúcar es
inofensiva. ¿O no?
"En comparación con otros alimentos, las golosinas presentan una
elevada densidad energética (es decir, la cantidad de calorías aportada
por unidad de peso), proveniente, además, principalmente de grasas e
hidratos de carbono de absorción rápida".
"En condiciones normales, en niños sanos con un buen nivel de actividad
física, no hay problema en que tomen con moderación alguna golosina de
composición conocida".
"Es el consumo excesivo de calorías lo que puede provocar obesidad y
esta enfermedad puede inducir a una diabetes. El dulce tiene calorías,
si se come en cantidades exageradas puede favorecer que los niños
engorden, pero son más importantes para el desarrollo de la obesidad
las bebidas gaseosas edulcoradas y los productos de bollería, que
tantísimo consumen los menores españoles. También la falta de
ejercicio".
"Se debe separar el concepto de premio o recompensa de determinados
alimentos, y también hay que inculcar a los niños que la fruta también
puede ser una golosina. Podemos elegir piezas dulces como plátano,
mandarina, naranja, fresas o mango para ofrecer a los niños otra
alternativa saludable de forma atractiva".
Si queréis leeerlo completo, podéis pinchar AQUÍ
No hay comentarios:
Publicar un comentario