El 23 de febrero de 1981, la joven democracia española
vivió su prueba más difícil. Militares nostálgicos del antiguo régimen
protagonizaron un intento de golpe de Estado que pudo haber acabado en
un baño de sangre o una nueva dictadura. El resultado final fue la
consolidación definitiva del sistema democrático, aunque a costa de un
retraso en el proceso de descentralización del Estado. La intentona
golpista no fue un hecho del todo inesperado, dado el amplio malestar
existente en sectores del Ejército por el cambio político emprendido tras la muerte de Franco.
Todo empezó a las 18.23 horas...
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