La Antártida continúa siendo ese continente inhóspito, pero al mismo
tiempo fascinante, al que pertenecen el 10% de las tierras emergidas
del planeta, cubiertas en más de un 99% por una capa de hielo de una
profundidad media de 2,2 kilómetros y máxima de cinco. Ostenta récords
como ser el lugar donde se han registrado la temperatura más baja
(-89,2 grados en julio de 1983) y los vientos más intensos (327
kilómetros por hora en julio de 1972). Condiciones extremas tras las
que se parapeta un entorno único para el planeta que no pertenece a
nadie, sin más población que los investigadores (unos 4.000 en verano y
1.000 en invierno) y los cada vez más numerosos turistas (36.881 en la
temporada 2009-2010), según la Asociación Internacional de Tour
Operadores Antárticos (IAATO).
"Al contrario de lo que se podría pensar, no es un continente dormido a
causa del frío. Se trata de una de las reservas más importantes de
biodiversidad marina del planeta". Por poner un ejemplo, se han localizado unas esponjas que pueden medir hasta dos metros de altura y tener cientos de años".
El continente mide 14 millones de kilómetros cuadrados y contiene el
90% de hielo del mundo y el equivalente al 80% del agua dulce
existente. Durante el invierno austral, la superficie del mar se
congela y cubre un área de 20 millones de kilómetros cuadrados; el
continente duplica así su extensión.
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