El 29 de diciembre de 1711, Felipe V aprobó el plan que le presentan su confesor Pedro Robinet y Melchor de Macanaz para crear una Real Biblioteca, cuya misión sería "renovar la erudición histórica y sacar al aire las verdaderas raíces de la nación y de la monarquía españolas". Pronto se comenzó la construcción de su sede en el pasadizo que unía el Real Alcázar de Madrid con el convento de la Encarnación.
La que por aquel entonces fue llamada Real Librería se abrió al público el 1 de marzo de 1712. El 2 de enero de 1716, Felipe V firmó el Real Decreto fundacional, que declaraba el carácter público de la biblioteca, abierta a "todos los estudiosos" y establecía las normas fundamentales para su funcionamiento.
Al abrir sus puertas, Biblioteca Nacional de España
contaba ya con un amplio catálogo de libros que ofrecer, gracias en su
gran parte a los ejemplares de las colecciones privadas de los monarcas
de España, como Felipe II, Felipe IV y Felipe V, quien mandó traer más
de 6.000 volúmenes de Francia. Más tarde llegaron las unidades
confiscados a los austriacistas, que perdieron la Guerra de Sucesión,
como el Marqués de Mondéjar y el duque de Uceda.
Hubo que esperar 26 años para que se publicara la primera obra nacida en el seno de la Biblioteca Nacional de España.
Fue con el título de Bibliotheca Universal de la Polygraphia Española,
realizada por Cristóbal Rodríguez. Esta obra, apoyada en su preparación
por el Bibliotecario Mayor Juan de Ferreras, fue la primera de una serie
de obras de paleografía española.
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